El sector de la seguridad privada y el mantenimiento de comunidades está experimentando un
cambio significativo con la creciente incorporación de mujeres en roles históricamente
dominados por hombres, como guardias de seguridad y conserjes. Aunque la participación
femenina en estas áreas ha aumentado de manera sostenida en los últimos años, aún hay
desafíos por superar para alcanzar la equidad de género en el rubro.
Francisca Escobar, gerente comercial de la Escuela de Servicios Inmobiliarios (EDSI), destaca
que los requisitos para trabajar en seguridad privada son idénticos para ambos géneros, sin
embargo, todavía hay una baja participación femenina debido al desconocimiento de estas
oportunidades. “Muchas mujeres creen que estos trabajos son demasiado peligrosos o
complejos. Pero la realidad es que muchas desempeñan estas funciones en entornos más
seguros, como oficinas, edificios corporativos y condominios”, señala Escobar.
De hecho, existe gran interés y es una oportunidad para se incorporen más mujeres. “Las
mujeres son muy valoradas en funciones de control de acceso, ya que se las asocia menos con
prácticas deshonestas, lo que minimiza situaciones de abuso o conflictos”, agrega Escobar.
Es el caso de María Teresa Verdugo, de 60 años, quien recientemente renovó su certificación
como guardia de seguridad, y muestra cómo esta industria está abriéndose cada vez más a la
participación femenina. Me gustó este trabajo porque es más tranquilo, y a mi edad me
acomoda. A diferencia de otros sectores, aquí no he tenido problemas ni por ser mujer ni por mi
edad. Todo lo contrario, a las personas mayores nos valoran porque somos más responsables,
comenta.
Su caso no es aislado. Muchas mujeres han encontrado en la seguridad privada un empleo
estable y con horarios flexibles que les permite compatibilizar su vida personal. Trabajo 4 por
4, con turnos de 12 horas diarias, y me acomoda porque vivo en Quintero. En mis días libres
puedo regresar a casa sin problemas, señala Verdugo.
La posibilidad de obtener ingresos adicionales también es un incentivo. Aunque el sueldo base
puede estar cercano al mínimo, muchos trabajadores acceden a bonos por responsabilidad y
otros incentivos que aumentan sus ingresos. Las jubilaciones no son buenas, pero este trabajo
me permite complementar mi pensión, agrega.
Un futuro más inclusivo para el sector
Si bien cada vez más mujeres se suman a este rubro, aún hay barreras por derribar. La
capacitación, la promoción de estos empleos y la eliminación de estereotipos son
fundamentales para que más mujeres se animen a ingresar a la seguridad privada y
conserjería.
La acreditación es clave para asegurar que todo el personal esté debidamente preparado y
protegido legalmente, enfatiza Escobar. Además, subraya la necesidad de mayores iniciativas
educativas que muestren a las mujeres que estas son opciones laborales viables y seguras.
En un mundo laboral que busca mayor equidad, la seguridad privada se presenta como un
espacio con oportunidades reales para las mujeres, ofreciendo estabilidad, desarrollo
profesional y un entorno de trabajo que, según quienes ya forman parte de él, es cada vez más
inclusivo y colaborativo.