El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, con el fin de
crear conciencia y promover el bienestar emocional como un derecho humano
universal. El tema de este año propuesto por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) es el bienestar emocional en el trabajo y tiene por lema «Es tiempo de
priorizar la salud mental en el lugar de trabajo», con el objetivo de fomentar
entornos laborales más seguros y responsables.
La relación entre el trabajo y la salud mental es profunda. Un entorno laboral
adecuado puede ofrecer estabilidad, sentido de propósito y bienestar emocional.
Sin embargo, cuando se generan cargas excesivas, inseguridad o falta de apoyo,
puede convertirse en una fuente de estrés y malestar, afectando gravemente la
calidad de vida de los colaboradores.
En Chile, los números son claros. Según un estudio realizado por Pluxee en 2024,
el 53% de los trabajadores lleva el estrés laboral a casa, mientras que el 57%
tiene dificultades para conciliar el sueño debido a las exigencias del trabajo.
Además, un 34% de los empleados reporta sentirse estresado durante su jornada,
lo que refleja la necesidad urgente de priorizar la salud mental en el entorno
laboral.
Para el Dr. Raúl Sánchez, director del Centro Clínico del Ánimo y Ansiedad, esta
situación refleja los desafíos que enfrenta el país. «Un 30% de los chilenos padece
alguna patología de salud mental, y eso es preocupante. A pesar de esto, solo
entre el 20% y el 25% de la población tiene acceso a la atención que necesita».
Los riesgos psicosociales en el trabajo, como largas jornadas, falta de autonomía
o discriminación, agravan estos problemas. De hecho, a nivel global, se pierden
aproximadamente 12.000 millones de días laborales al año debido a trastornos
como la depresión y la ansiedad, según la OMS. Esto tiene un impacto económico
y social significativo, además de afectar el bienestar de los trabajadores.
Otro gran desafío en la salud mental sigue siendo el estigma que enfrentan
quienes padecen trastornos como la ansiedad o la depresión. Las empresas
tienen una responsabilidad fundamental en educar y sensibilizar a sus equipos,
generando espacios donde los empleados puedan hablar abiertamente sobre sus
dificultades emocionales sin temor a ser juzgados. Fomentar una cultura de apoyo
y comprensión es clave para derribar las barreras que impiden que muchos
trabajadores busquen ayuda. Como dice el Dr. Raúl Sánchez: «Poner tanto énfasis
en la productividad a expensas de la salud mental es un error que debemos
corregir».
Implementar medidas que protejan la salud mental en el entorno laboral no
requiere de grandes inversiones, sino de una visión comprometida por parte de los
empleadores. Estrategias como fomentar pausas regulares, ofrecer espacios de
descanso adecuados y promover actividades físicas o recreativas entre los
empleados son formas sencillas pero efectivas de reducir el estrés. Estas acciones
mejoran no solo el bienestar individual, sino también el éxito y la productividad
general.