Cerca de 343.703 alumnos iniciaron la educación superior en 2017, ocupando las salas y edificios de las instituciones universitarias de todo Chile, pero ¿Las universidades están preparadas para este creciente número de estudiantes?, ¿La infraestructura es la adecuada? El investigador Jaime Miranda, del Instituto de Sistemas Complejos de la Universidad de Chile se planteó las misma interrogantes en un estudio que tiene como finalidad guiar las facultades educativas hacía una planificación eficiente, tomando en cuenta la infraestructura y la malla curricular.
Es por esto que creó un software inteligente denominado FENSKEDULER, modelo que está siendo probado de forma experimental en la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, el cual puede ser usado por cualquier área administrativa, que permite guiar la planificación anual de salas e infraestructuras y proyectar a largo plazo las inversiones en esta materia.
Para Jaime Miranda, las universidades hacen grandes edificios que cuestan millones de dólares, pero se desconoce cuál es el criterio en que se basan para la construcción de estas salas y hasta dónde puede aumentar el número de nuevos matriculados sin que la infraestructura de una universidad colapse. Miranda comenta que por lo general la lógica imperante es la económica, no obstante existen otras dimensiones que deben ser estrictamente analizadas, como por ejemplo ¿Los planteles cuentan con salas medianas, planas o grandes en herradura? Y ¿La composición de profesores respecto a las áreas disciplinarias es la correcta? Preguntas que aún no están resueltas de manera rigurosa.
Es importante planificar la infraestructura y el cuerpo académico porque de lo contrario puede afectar de manera significativa a la institución. Si el plantel subestima la demanda e invierte menos en construcción, remodelación o arriendo, puede tener problemas graves de hacinamiento en las salas de clases al no contar con espacios para dictar los cursos o no tener la cantidad suficiente de especialistas en las disciplinas que el centro imparte, de tal manera, si se planifica la capacidad por sobre la demanda de requerimientos, podría aumentar considerablemente los costos de inversión, operación y mantención del lugar, pero, posiblemente, existiría un crecimiento innecesario en las contrataciones de nuevos profesores, ambos problemas afectan a la comunidad universitaria y la imagen que se proyecta a la sociedad.
Es por esto, que esta novedosa investigación buscar estimar cuáles son los planes de construcción y cuál es la cantidad necesaria de docentes que debería tener una institución para su normal funcionamiento, de igual manera, se incluyen estimaciones del número de alumnos nuevos que ingresaran a cada carrera y cómo se moverán en las mallas curriculares, además, también considera el efecto de la disponibilidad de tiempo de los profesores, la flexibilidad de los horarios de cada curso y las distintas necesidades del uso de salas.